- Hablamos con Rafael Bengoa, exconsejero de Sanidad del Gobierno vasco, exdirector de Sistemas de Salud de la OMS y consultor internacional en políticas sanitarias.
- El que fuera asesor de Obama en su reforma sanitaria asegura que «vamos a estar buena parte del año 2021 en subidas y bajadas intentando controlar los brotes».
- La entrevista fue realizada el 7 de octubre y todas las opiniones se circunscriben a ese momento.
JAVIER LAREQUI FONTANEDA. Pamplona.– Rafael Bengoa pasó en 2012 de formar parte, como consejero de Sanidad, del gobierno de Patxi López en el País Vasco a asesorar al de Barack Obama en su proyecto de reforma sanitaria. Es uno de los expertos en Salud Pública con mayor proyección internacional y también fue uno de los grandes fichajes independientes de Pedro Sánchez para formar parte de su «gobierno en la sombra» cuando el ahora presidente se presentaba en 2015 y en 2016 a sus primeras elecciones.
Aunque en la actualidad distintos gobiernos le preguntan y cuentan con su asesoramiento, el español no tiene contacto directo ni con Sánchez ni con su equipo: «No me están preguntando absolutamente nada, pero obviamente estamos aconsejando a través de los medios», explica Bengoa.
– ¿Son suficientes los confinamientos que estamos viendo en la Comunidad de Madrid, en Navarra y en otras partes de España que más que limitar la actividad social, restringen la movilidad?
Creo que sí, si a la vez estamos ampliando de forma muy ambiciosa el rastreo e identificación de casos asintomáticos, siguiéndolos y aislándolos. Si uno está confinando zonas y tiene el rastreo rápido para los brotes abiertos, debería de bastar poco a poco para controlar la situación.
– ¿Por qué cree que en Navarra no se toman las mismas medidas de confinamiento que en Madrid con unos datos de incidencia de la COVID-19 similares?
Hay que usar varios indicadores y ver la tendencia en cada uno de ellos. La de Madrid desde agosto es peor que la de Navarra. No sólo hay que utilizar el famoso indicador de 500 casos por cada 100.000 habitantes, sino que también tenemos que tener en cuenta la positividad por cada PCR, el grado de utilización de las UCI…
«Si yo estuviera en Navarra añadiría otros indicadores porque los que ha establecido Madrid son mínimos»
Rafael Bengoa, experto en Salud Pública
– ¿Cree que el confinamiento selectivo supone el fracaso de la gestión sanitaria o lo tenemos que asumir como algo normal en esta situación?
Vamos a estar durante una buena parte del año 2021 en subidas y bajadas, intentando controlar los brotes, que están muy exagerados en Madrid, Navarra y País Vasco. Hemos visto que aquellos que, como Aragón y Cataluña, han utilizado la mezcla de rastreo a tope y confinamientos selectivos, han conseguido rebajar los brotes.
Hasta que bastante parte de la población esté vacunada, vamos a estar en subidas y bajadas controlando nerviosamente todos los brotes que se den, pero lo primero que hay que hacer es bajar estas cifras y colocarnos en 100 o 200 casos por cada 100.000 habitantes. A partir de ahí, con un índice de reproducción del virus de menos de 1, hay que estar muy encima. Tenemos que saber que este virus es permanente entre nosotros y, por lo tanto, debemos apostar por una Atención Primaria y un rastreo local muy fuertes.
«No podemos dejar que se repita el no aprendizaje de la primera ola en esta segunda oleada»
Rafael Bengoa
– ¿Tenemos la infraestructura de rastreo necesaria para contener los rebrotes?
Espero que sí. No estoy siguiendo en todo el país la capacidad de rastreo que tienen unos y otros, pero en general ha sido insuficiente. Los que venimos hablando en distintos medios, pero no hemos participado en el proceso de decisión y de consejo, desde el mes de mayo ya decíamos que se necesitaban dos cosas: que la población entienda su papel y que la infraestructura local de control epidemiológica esté montada. Si una de esas dos falla, mal asunto, y si fallan las dos, como ha pasado en muchos sitios, peor, y eso es lo que nos está pasando en comparación con otros países.

Por ejemplo, Nueva York tenía cifras parecidas a las que tenéis ahora en Navarra y con una fuerza de rastreo rápida y mucha capacidad de aislamiento en hoteles, ha conseguido reducir, aunque estos días ha subido.
– ¿Por qué Italia está conteniendo mejor que nosotros la segunda ola?
Los italianos no han tenido unas políticas de austeridad tan fuerte como hemos tenido nosotros por parte de varios partidos políticos. No es que hayan dejado en ruinas el sistema social y sanitario español, pero lo han dejado muy debilitado. De repente, ha venido un virus de estas características y se ha encontrado con unos recursos humanos muy debilitados en Atención Primaria y en Salud Pública, unas residencias muy mal equipadas, falta de equipamiento y en general una capacidad muy limitada para enfrentarse a un virus que, cuando se encuentra con esta infraestructura, la arrasa.
– Nos pide en Twitter Alejandro Cuéllar, estudiante de MIR, que le preguntemos sobre el hecho de que el Sistema Nacional de Salud se sustente cada vez más en contratos temporales y en médicos de MIR.
Eso se podría justificar durante la pandemia ya que hay que acelerar el contrato para la Atención Primaria y el rastreo para controlar el virus. Pero ni antes ni después en el país postpandémico podemos tener esa actitud hacia los recursos humanos.
«Si utilizamos nuevos recursos humanos, aunque estén en buenas condiciones contractuales, y les metemos en el modelo actual, no habremos avanzado mucho».
Rafael Bengoa
La segunda cosa igual de importante es asegurar que esos recursos humanos no tienen que entrar al mismo sistema que tenemos. Tiene que ser un ambiente mucho más comunitario, de actividad preventiva, de actividad a domicilio con teleasistencia, para poder hacer muchas más cosas fuera de los hospitales.
– Le hemos escuchado decir recientemente que hay que reforzar la Salud Pública, pero que esta se tiene que integrar en la Atención Primaria. ¿Cómo tenemos que articular esto?
Hay dos articulaciones. Una a nivel macro, que es que la Salud Pública no es sólo una cuestión de Sanidad ya que ha demostrado que tiene un impacto industrial, medioambiental, en la vivienda… La Salud Pública es un activo de todo un gobierno, no un trocito de además un trocito que se llama Sanidad.
Esto quiere decir que la arquitectura presupuestaria a partir de ahora debe ser muy diferente a la clásica, pero no creo que se esté estructurando bien. Están diciendo cómo es el clásico presupuestario: vamos a poner un poco más de impuestos aquí y allá y a ver cómo cuadramos los presupuestos con la Unión Europea. Es un presupuesto que intenta tapar agujeros.
Llevamos diciendo desde el mes de junio que hay que integrar a la gente de Salud Pública en los centros de atención primaria para que ayuden a hacer epidemiología, rastreo y seguimiento de los pacientes. Tiene que haber equipos de Atención Primaria y de Salud Pública que trabajen juntos.
– ¿Por qué en España nos cuesta tanto aceptar una auditoría de la gestión pública como la que usted pidió en The Lancet?
Llevamos diciendo que hay que aprender – y que hay que hacerlo rápido – para cuando llegue la segunda ola, y no se hizo. A ver si podemos aprender ahora.
Tenemos que comprender que en el mundo anglosajón consideran las auditorías como algo natural e incluso la OMS va a hacer ahora una evaluación externa, que siempre enseña más que una interna. Sin embargo, en España parece que se va a montar una auditoría interna que va a liderar el propio Ministerio. En este tipo de procesos se aprende menos.
– También reclama la creación de algo similar a una Agencia Independiente de Responsabilidad en Salud («AIRES»). ¿En qué consistiría?
En España ha funcionado muy bien la AIREF, que ha sido auténticamente independiente y ha hecho evaluaciones fiscales y económicas. Esto lo obligó la Unión Europea y, antes de que nos obliguen otra vez, ¿por qué no la montamos para conectar mejor la dinámica de medio ambiente con la salud y para ver de forma dinámica y continua qué es lo que está pasando?
«España no tiene una cultura evaluativa y dudo que se cree esta agencia, pero yo seguiré insistiendo»
Rafael Bengoa
– ¿Qué medidas aplicaría usted si fuese ahora consejero de Sanidad del Gobierno vasco o ministro?
En la situación actual lo más importante es, en cuanto aplanemos la curva, estabilizar la política. Mucha gente dice que eso no va a ocurrir en España porque a los partidos casi les está gustando la dinámica actual. Tenemos que volver a un proceso mucho más deliberativo.
Para ser concreto, yo diría que hace falta que todos los días se sienten el Ministerio y la Comunidad de Madrid, y también con todas las comunidades, para ir mejorando la cosa. Por ejemplo, no tendría que ser tan difícil que un grupo técnico sin políticos combinen datos de unos y otros y hagan un grupo de datos para monitorizar el avance de la pandemia en Madrid.

No deberíamos seguir en una dinámica que parece un derbi entre dos entrenadores antes de un partido entre el Barça y el Madrid.
– ¿Le piden opinión desde el Gobierno de España? Llegó a formar parte del «gobierno en la sombra» de Sánchez antes de que fuese presidente.
No, porque Pedro Sánchez y el Gobierno, por la forma que han tenido de nombrar gente, han decidido controlar la información internamente. A mí no me están preguntando absolutamente nada, pero obviamente yo y otros diez estamos aconsejando cosas a través de los medios.
También es importante que saber que el grupo de The Lancet y otros somos los que creamos opinión sobre España fuera, porque el equipo es muy poderoso y anda asesorando a otros gobiernos, aunque no lo quiera el nuestro. La imagen que se crea de España no la va a hacer una campaña de marketing espontánea luego.
– ¿Cómo vive – como ha vivido – a título personal estos meses de pandemia?
Muy bien. Veo que mucha gente ha entrado en ciertas fases de ansiedad y de inquietud en las fases de confinamiento, pero aquellos que hemos estado encima del asunto y comprendiendo qué es lo que está pasando, estamos activos. Nos sentimos útiles, aunque no sea con toda la utilidad que podría haber sido. Eso va satisfaciendo y va creando un entorno personal más resiliente.
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